Vamos a resumir para quienes no estén al tanto del tema: Peñarol anda, objetivamente hablando, como el ojete. Desde el 2010 que no gana un uruguayo, y estuvo siete años sin hacerlo antes de eso. Anduvo no se cuanta punta de años sin jugar nada a nivel internacional (aunque la rompió en la Libertadores 2011) y una punta aún más grande de años que se les viene prometiendo a los hinchas un estadio. Yo en lo personal recuerdo cuando estaba en la escuela y salió la noticia de que el carbonero iba a hacer un estadio «como el del Manchester» en el parque Roosevelt. Aparentemente alguien le avisó a la dirigencia que el terreno estaba sobre un pantano y que «estructura colosal de cemento» montada sobre «cloaca infecta» no va bien.
Y ta, llegó 2012, y todo empieza a irse aún más al carajo para los manyas. Para empezar, la vuelta del ídolo eterno, Pacheco, se vió truncada en el primer partido por una fractura expuesta de cráneo (o de tibia, acá en LVDLM no somos médicos).
El mismo partido que terminó perdiendo de atrás contra el Féni’ con una actuación deplorable de su arquero, flamante contratación. Después va y empata contra River tras haber perdido a dos jugadores por expulsión, partido con una actuación polémica del (ahora ex) internacional Líber Prudente, al cual Welker (quien suponemos, por su apellido, no debería dedicarse a la dirigencia futbolística sino a la venta de Whisky en Paraguay) defenestra, motivando la negativa del Colegio de Árbitros de arbitrar en partidos mirasoles hasta tanto el hermano berreta de Johnny Walker no se retracte. Obviamente no lo hizo, y la cosa sigue en suspenso, demostrando la madurez y el aplomo que están presentes en nuestro fóbal. En la misma semana es vapuleado por Nacional en las divisiones inferiores y renuncia Víctor Púa a la dirigencia de las mismas. Recientemente salió a luz la noticia de que se realizaría un musical del cuadro, lo cual efectivamente es señal de que pusieron el último clavo en la tapa del cajón y la situación de Peñarol es más complicada que jugar al truco con el Maestro Tabárez.
La prensa «oficial» parece haber encontrado la respuesta: brujería. O más bien dicho, morosidad. El CAP no le garpó a una bruja/chamana por servicios prestados, y todos los embrujos se revirtieron. Ya que todos sabemos que la única forma cien por cien segura de tener certezas hechiceriles es pagarle el monto completo a los chantas que las hacen. Bueno, según declaraciones de la «bruja», ella no es la responsable; así que… ¿quién está engualichando a peñarol?
Para eso, LVDLM, solicitó la ayuda de la Cátedra de Brujería, Sandungueo, Malabares y Peñarolismo de la Universidad Politécnica de Calahuachita para que realizaran un mapeo mágico-futbolístico-místico y nos indicaran los posibles culpables.
Ricardo Alarcón
Obviamente tiene sus motivos, y esa cabellera que ostenta es clara señal de una persona que maneja fuerzas mágicas. O que no maneja el sentido del decoro.
Fabián Carini
Traído como gran valor para Peñarol, el otrora golero de la selección pasó por el arco carbonero sin pena ni gloria. Y ni una atajada decente. Ni tampoco una palabra de aliento de nadie en todo el Uruguay. Durante su pasaje por Peñarol, jugó tan poco que tuvo chances de realizar un cursillo de Magia Negra por correspondencia. Se cree que su primer objetivo fue Fernando Muslera, pero se percató de que para volver al arco de Uruguay debía embrujar a 720 arqueros y decidió que era más sencillo sacarse las ganas con Peñarol.
Éste pastor
El Pastor Edson Araguimaes do Morros dos Conventos na Rua de Deus, más conocido como «Dudú» por sus amigos, antes de ingresar en el pastorado era equipier del Flamengo cuando este cuadro vino a jugar a Peñarol y al finalizar el partido fueron soberanamente cagados a trompadas en uno de los más grandes hitos en la historia de Peñarol de los que se tenga memoria. Al ingresar en la Iglesia Universal, aprendió como usar los poderes del señor y podría estar utilizándolos en contra de los aurinegros.
El fantasma del contador Damiani
Supusimos que la entidad incorpórea del ex-presidente y ex-papá-del-actual-presidente podría ser responsable (de alguna manera) de el mal momento. Para eso se realizó una invocación estándar de contadores Damianis que consiste en decir «contador» tres veces mirándose en el reflejo de un vaso de whisky importado apoyado sobre una servilleta de La Esmeralda, sosteniendo en la mano una calcamonía del «Loco Vinagre» y escuchando las grabaciones de «Peñarol Verdad» del año 97. El contador nos confirmó que de gualichos no sabe nada, pero que la otra vuelta andaba recontra mamado en el paraíso y capaz que hizo enojar a Dios, el cual, es sabido, es bolso fanático.
Atte.
(el) Mansa
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