Lunes de Ktarsis: Baños

 

Érase una vez entrar a al baño del bar y estar demasiado sobrio para poder ignorar tu instinto de autopreservación que chilla, gimotea y te grita para huyas despavoridamente.

Hay gente inteligente que sabe escaparse a tiempo.

 

Hay que decirlo de entrada. Sin importar el tipo de edificación, no existe habitación más importante que el baño. Podemos sobrevivir en un apartamento sin cocina, una oficina sin sala de reuniones, un gimnasio sin vestuario… un edificio de gobierno sin calabozo de tortura para mantener a los empleados en orden. Pero hasta el peor barsucho de mala muerte perdido en el medio de la ruta, donde solo paran los camioneros y los protagonistas de una película de terror, tiene un cuartito con un retrete, una bombilla de luz y si se trata de gente muy generosa, quizás tengan un lavabo con espejo y todo (los cadáveres de rata y las jeringas usadas son una cortesía extra)

Somos esclavos de nuestras necesidades. Por eso tenemos industrias enteras dedicadas al sexo, la comida, el consumo de oxígeno y los baños. Si bien siempre existieron maneras de lidiar con el asunto, no fue sino hasta la revolución industrial que un señor londinense llamado Sir Thomas Crapper (de donde sale la expresión del inglés “Crap”) patentó el retrete moderno. No digo inventó, porque aunque no lo crean, existe gente que hasta el día de hoy discute sobre quién fue el verdadero inventor de un pedazo de porcelana cuya principal función es hacer desaparecer la mierda como por arte de magia. Hay gente para todo.

Esto de que hay toda una industria para los baños no es un chiste. Los japoneses en particular se han dedicado a encabezar el mercado caquístico desarrollando una línea de inodoros inteligentes que de seguro van a estar en la primera línea de combate cuando las máquinas finalmente le declaren la guerra a la raza humana.

Esta es la cara de nuestro futuro lider.

 

Lo curioso es que hay toda una serie de mitologías y ponderaciones filosóficas sobre los baños y las muchas cosas para las que pueden servir. Hay quienes quieren entrar y salir a toda velocidad, como si se tratase de un trámite que hay que liquidar lo antes posible, hay quienes justamente cual tramite publico pueden estar una vida desde que entran hasta que salen. Están los que lo usan de cuarto de lectura, cámara de gas, zona de fumadores, área de autosatisfacción pudorosa para adolescentes, zona de encuentro para amantes casuales…

Para las mujeres es como un club social donde se reúnen y le arrancan el cuero al resto del mundo, para los hombres heterosexuales es un templo de alto protocolo donde se mira al frente y no se habla con nadie, mientras que los homosexuales realmente pueden estar allí sin grandes complejos y hasta divertirse poniendo nerviosos a los demás.
También se usa como laboratorio de armas biológicas, prohibidas por la Convenciónde Ginebra, los Superamigos y todo lo que es bueno en el mundo.

Los Superamigos aconsejan: Usar un fósforo.

De hecho, y al igual que con la cocina, es uno de los dos espacios de una casa sobre los que se puede hablar con asco, admiración o vergüenza (pero eso es solo porque nunca entraron a mi dormitorio). Siempre vamos a poder hablar largo y tendido sobre lo que nos perturba. Por algo Sigmund Freud es el padre de una ciencia que hoy le brinda trabajo a cientos de miles de psicólogos, en tanto que lo perturbador de la televisión le da trabajo a emisarios demoníacos que se apropiaron de cuerpos humanos durante una ceremonia que involucró velas negras, un carnero negro, pentagramas en el suelo y el tupé de Silvio Soldán.

El tupé también sirve para invocar a Iemanjá, a los dioses nórdicos y Carlos Gardel.

 

Pero yo estaba hablando de los baños y lo que sucede en ellos… que justamente puede ser tan variado como lo sea la habitación misma. Así que a efectos de hacerle un aporte al mundo, dejo un breve listado de los tipos de baños, y su grado de inofensividad…

1. Baño personal: Nuestro propio baño. Es tan desagradable o ameno como nosotros mismos. No existe mejor lugar para aflojar las entrañas.
Grado de amenaza: Nulo. Tras el vientre materno, este es el único espacio donde podemos estar en pelotas sin que nadie nos joda.

2. Baño conocido: El de la casa de familiares o amigos. Lo conocemos, sabemos a que atenernos, y lidiamos con la situación lo mejor posible, pero en el fondo, nunca lo dejamos de comparar con nuestro propio y querido baño.
Grado de amenaza: Similar al del perro del vecino. Incluso si lo tratan bien, uno nunca termina de confiar del todo.

3. Baño casual: El de una persona que recién conocemos o vemos muy poco.
Grado de amenaza: Variable. A veces es un pequeño templo de mármol y azulejos. Otras veces, es una pesadilla de papeles, bolsas, suelo humedo y un lavarropas con algo que se mueve adentro.

4. Baño ejecutivo: El que está en la oficina y hay que usar si o si.
Grado de amenaza: Puente colgante para un pastor de cabras. No hay manera de esquivarlo pero todos sabemos que es un lugar donde el mayor peligro es quedar medio pegado al tirarse pedos muy sonoros o llorar ruidosamente en posición fetal tras recordar nuestro salario.

5. Baño cervecero: El de nuestro boliche habitual. Sucio, mojado y más transitado que la chica fácil del colegio.
Grado de amenaza: Similar a las enfermedades venéreas de la chica fácil del colegio. Uno le tiene estima porque siempre está disponible, pero lo mejor es entrar y salir rápido, tratando de exponer la menor cantidad de piel posible.

6. Baño desgracia: El baño publico o de un particular pero cuyos usuarios desconocen el significado de las palabras “papelera”, “puntería” y “neuronas”.
Grado de amenaza: Si es en una casa, sería bueno que dejes de vincularte con adictos a la heroína. Si es en un boliche, las chances son que mientras evites resbalarte con los charcos de vómito o los condones usados vas a poder salir de allí sin romperte el cráneo.

7. Séptimo círculo del infierno: Una cabina química en un concierto para cien mil personas en el que sabemos a ciencia cierta, hay una criatura inteligente esperando en el fondo de toda esa porquería para atraparnos con tentáculos radioactivos y arrastrarnos hasta el reino de Satanás.
Grado de amenaza: La vida no es un videojuego. No hay segundas oportunidades, ni vidas extras. Cualquier arbusto va a ser más gentil… de lo contrario, fue un gusto conocerte.

El portal al inframundo. No te dejes engañar por su color verde "farmacia".

 

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