Érase una vez disfrazarse por motivos perfectamente mundanos, como evadir al fisco o a los familiares enojados de tu ex novia…
Pero hoy en día, el disfraz parece haber quedado asociado directamente a la parafernalia del día de los muertos que conocemos como Halloween. Voy a aclarar de antemano que no tengo absolutamente nada en contra de festejar la versión importada desde Estados Unidos. Al fin y al cabo, a mi me gusta festejar el día de «Romperme con vodka los jueves» (que generalmente festejo los lunes) o «Los martes de no ir a trabajar por resaca», y nadie me dice nada (porque hace años que no tengo amigos de verdad).
Lo que me llama poderosamente la atención son las asociaciones particulares que se generan para Halloween. Todas las festividades tienen sus simbologías, la navidad combina costumbres nórdicas con iconografía cristiana y un gordo vestido de rojo patentado por la Coca Cola. Mientras que Pascua combina conejos, chocolate y huevos más pintarrajeados que un travesti imitando a Moria Casán.
Aquí dejo algunas de la peculiaridades que se dan los 31 de octubre y que resulta, tienen explicaciones bastante menos espeluznantes o comerciales de lo que me hubiera imaginado.
¿Calabazas y murciélagos?
Resulta que Halloween no es un invento estadounidense. Los romanos y los celtas tenían festividades para sus muertos que fueron mantenidas por los escoceses e irlandeses incluso tras emigrar a Estados Unidos en el Siglo XIX. Las calabazas con mirada vacía y serios problemas dentales son una evolución de la costumbre británica de tallar nabos para alejar espíritus malignos.
Las calabazas grandotas y naranjas eran oriundas de Norteamérica y mucho más fáciles de tallar por su tamaño. Ese es el motivo por el que se pusieron de moda.
¿Los murciélagos? Son para recordarnos a todos que Batman nos está vigilando, no porque sea el héroe que merecemos, sino porque es el que necesitamos porque su icono es más fácil de recortar en cartulina que el de Superman.
¿Caramelos y terror?
Aparentemente la costumbre surge en el Medioevo. Como mencioné antes, esta festividad coincide con el final del verano y las últimas cosechas en el hemisferio norte. Por lo que siempre fue una época de abundancia. En algunas culturas tenían la costumbre de repartir comida a los más desamparados, mientras que en otras, los niños iban de puerta en puerta en sus aldeas, pidiendo dulces a cambio de recitar poemas o una canción.
Los caramelos aparecen cuando se sustituyen los clásicos dulces (manzanas acarameladas, pasteles, frutos secos, ácido lisérgico) con basura manufacturada que es veinte veces más tóxica y precisamente por eso, mucho más copada de meterse en el sistema digestivo.
¿El terror? Halloween es una festividad cuyo principal tema es la muerte y eso nos lleva fácilmente a pensar en cosas que dan miedo. La única manera de que fuese más terrorífico es si lo mezcláramos con las declaraciones de impuestos, la burocracia de las mutualistas o doce horas de Teletón conducido por Cacho de la Cruz.
¿Disfraces y sexo?
Wikipedia dice que antiguamente los niños se disfrazaban de espíritus malignos precisamente para mantener alejados a los verdaderos fantasmas. Por eso es que los disfraces más tradicionales son los de brujas, diablos, fantasmas y miembros de la directiva de A.D.E.O.M.
En la medida que la festividad se volvió cada vez más comercial gracias al cine y las publicidades, otros disfraces fueron poniéndose de moda.
Como este:
O este:
Y también este otro:
¿El sexo? Es lo que aparentemente termina sucediendo cuando un tipo muy ebrio disfrazado de Tortuga Ninja le habla durante tres horas a una chica también ebria disfrazada de enfermera sexy.
En resumen, todas las festividades que conocemos son una rara mezcla de varios factores, a menudo combinando un par de religiones, variantes climáticas, intereses comerciales y gente pelotuda dispuesta a disfrazarse de lo que sea. Por eso creo que Halloween es una celebración bastante pasable y todos deberíamos tratar de disfrutarla… en mi caso no va a ser nada difícil, porque justo coincide con mi día de «Romperme con vodka los jueves».
Ahora, si me disculpan, tengo que ir a disfrazarme del ebrio que terminan echando del bar.
¡Felíz Halloween y día del fiambre para todos!
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