Facultad: Tiempo y dinero por el drenaje

Por: Lionheart

Desde el simple hecho de asistir a la facultad, la verdad tras la institución y las posibilidades que ofrece una vez graduado, sus fieles pioneros de la verdad de Dios Nos Libre™ nos hemos encargado de embarcarnos en una investigación profunda tras la razón de existencia de estudios terciarios.


Preámbulo: ¿Porqué tus padres querían que vayas a la universidad?

Eres la luz en la pupila tras la cornea de los ojos de tus padres y con tanto amor que derrochan pensaron que lo mejor sería enviarte a facultad para liberar tu potencial y asegurar tu futuro… ¡ERROR! Tus padres te mandan a facultad por un motivo y sólo uno. Sin embargo, para no alterar a aquellos fieles lectores que aun no han rescatado dicha sabiduría por sí mismos nuestro más pesado pésame – y unas palmadas en el cachete – discutiremos el tema con levedad:

“¡Para sacarte de la maldita casa, id**ta!” – Anónimo.

Es éste el momento en que uno debe enfrentar los hechos. Desde que naciste hasta que rápidamente mutaste a tu condición ente-semi-autónoma, la ternura con la que veían el invasor de sus hogares fruto de sus cromosomas compartidas sufrió un catástrofe: ahora eres un atorrante, arrogante, mentiroso, irresponsable, alcohólico derivado de raza humana que se encuentra en la cadena alimenticia a la par de un gusano anélido carnívoro hematófago – sanguijuela –. Eres la razón primaria por la cual ahora lamentan (incluso flagelan) no haber usado anticonceptivos. Tus padres (o tu madre y su “novio” Bobby) catalogan todas tus acciones en tres simples categorías:

•  Peleas frustrantes en el cual les apuntas el dedo y los culpas de tus “desgracias”,

•  Un devorador insaciable de alimentos,

•  Un constante pedido para que suelten dineros (para la tarjeta de sonido, Playstation, ropa, etc). En sus ojos: “tragamonedas de sonido irritante sin posibilidad de devolución de dinero”.

Ahora que han sido actualizados que sus padres no quieren tener su presencia constante en los hogares que ellos crearon, continuaremos con el análisis.

Facultad: ¿Qué es eso?

Decir que la facultad es como una continuación de las enseñanzas de nuestras antiguas épocas de liceo sería una gran mentira. La verdad se encuentra más cercana si lo describimos como retomar cuarto de liceo y ésta vez: prestar atención. Pertinente a la honestidad, la universidad del presente es una excusa para aparentar hacer algo por un periodo de cuatro años (razón por la cual pocos se quejarían). La facultad es un hospital para pacientes de condiciones mentales bajo la administración de frustrados, débiles, perdedores ex-hippies. La mayoría de estos “profesores” fueron estudiantes durante la década de los 70’s y tras su incapacidad de enfrentar el mundo real encontraron una forma de vivir sin hacer nada. Son el motivo fundamental de las clases “de sobra” que plagan nuestros semestres y nos dan el profundo sentimiento de que la facultad es una regurgitación liceal.

Su incapacidad de funcionar a los estándares de una universidad real de la época (las cuales eran tan difíciles como ingeniería astroquímica radioactiva) los impulsó a protestar por la creación de cursos “socialmente relevantes” – de nula relevancia o practicidad – para poder justificar su vida mediocre y obtener títulos bajo la influencia de distintas sustancias hippies. Convertidos en adictos regurgitadotes de ideas filosóficas utópicas – anarquistas – e inaplicables de numerosos “pensadores” europeos, eventualmente obtuvieron sus Masters en carreras obscuras y sin sentido que ahora fuerzan en nuestra vida estudiantil: antropología, comunicación profesional, sociología, neurosis colectiva, obstrucción sinapsial, literatura de la arquitectura, formación humana y yoga entre otras. Eventualmente llegamos al presente donde pagamos enormes cantidades a la institución (más los impuestos que es una manera de pago “colectivo” para la facultad privada) para pagar la jubilación de por vida – como una tarjeta de Blockbuster para zánganos – de dichos “profesores” por información que podríamos aprender por 50 pesos de un libro incluso bajo fuerte grado de ebriedad.

Valor agregado por el nombre de la Institución

En el mundo de los graduados, es muy importante tener el renombre de tu facultad en el certificado de tu título. Es como la diferencia entre comprar una hamburguesa en Burger King y otra en la esquina perdida por un ambulante que nunca más verás en tu vida: no se te ocurre (ni deseas saber) lo que tiene adentro pero por lo menos en una te lo dan en un paquete bonito mientras que en el otro te lo dan en bolsa en una presentación que a veces se confunde por sopa de vegetales con una lonja de carne redonda. En caso de que tu facultad sea Cornell, Harvard, Yale, Princeton, Oxford o MIT: ¡estas con suerte! Probablemente esta parte de tu vida valga algunos dineros a futuro. En caso contrario, bienvenido al reino genérico de facultades: no impresionarás a nadie a menos que el que te contrate haya ido a la misma institución – es más probable, sin embargo, que al conocer de donde sacaste tu título se lamente por ti y no te de el trabajo –.

Desglosar el verdadero significado de títulos:

  • Licenciatura en Ciencias/Ciencias Empresariales/Leyes/Medicina – En realidad, esto es un título de verdad y garantiza algún tipo de trabajo en alguna parte. Hay excepciones: ingeniería ambiental, agricultura anfibia o meteorología astrológica.
  • Licenciatura en Humanidades – Felicitaciones por haber adquirido sabiduría insignificante y vagas suposiciones de autores obscuros que citarán en su tiempo libre para intentar justificar su nulidad de vida. En otras palabras: literalmente significa que no sabes nada. Algunos ejemplos son: filosofía de la menopausia, doctorado en sociabilidad, relaciones públicas, etc.
  • Licenciatura en Orientación Artística/Comunicaciones – Más que un título es un certificado de que has recibido daño permanente como ser humano. Garantiza tu existencia en comedores de caridad y zanjas aleatorias. Ejemplos: diseño (corte y confección), decoración, decoración de exteriores (arquitecto) y comunicaciones (en todas sus iteraciones).

El origen de la decadencia universitaria

Hay un gran proverbio chino que se aplica al caso que enfrentamos en este tema:

“Aquellos que no pueden: enseñan” – Lionheart.

Es la verdad por la cual hay gente enseñando en cada una de las facultades del mundo. Los profesores de la universidad son, posiblemente, la entidad más peligrosa de cualquier institución. Habiendo fallado en la “prueba” del mundo real, se dedican a enseñar. Habitando facultades como entes inanimados e incluso consideras como muebles en los registros de éstas (por su constante presencia y falta de actividad), han acumulado conocimientos teóricos sobre el funcionamiento del mundo real. Sin embargo, la teoría es puramente eso – teórico – y por lo tanto, en gran parte, completamente incorrecta. Aprender de esta gente es peligroso.

Continuemos absorbiendo conocimientos sobre estas bestias mitológicas que deambulan y hurgan en los salones: ¿qué exactamente hacen los profesores? En su totalidad, trabajan por un poco más de medio año, con vacaciones pagadas durante el verano, un mes íntegro en invierno y encima más las vacaciones adicionales. Por otro lado, jamás son cuestionados sobre sus conocimientos. En un cuarto lleno de inferiores en la materia, anulan de sus vidas cualquier criticismo sobre sus trabajos. Además, una vez que se dedican a enseñar una materia, tampoco deben esforzarse en aprender algo más durante el resto de sus vidas (nótese que no mencionamos siquiera a profesores de liceo o menor grado: estas entidades son tan etéreas y fracasadas que no merecen un caramelo el día que las piñatas invadan el planeta). Conclusión: son la versión non plus ultra del zángano, la causa de putrefacción de las mentes de los jóvenes y viven recibiendo mucha plata por poco esfuerzo.

 

¿Y ahora que hago?

En un mundo donde los fracasados enseñan, ¿qué posiblemente puedes aprender? Ciertamente nada que funcione. Lo que enseñan es lo que saben y como nunca supieron nada, entonces lo que saben es hacer las cosas mal. Te enseñan a hacer lo que saben: regurgitar cosas infelices, divagar para confundir al oponente, soñar despierto y aparentar trabajar. Nunca dudes la ignorancia de tu profesor. Son viles abortos de hobbit que no pararán ante nada para infectarte con actitudes e ideas que consumirán tu cerebro y te convertirán en un político cualquiera.

Conclusión

El talento no se enseña: si algo te gusta hay suficientes lugares de donde sacar la información. Hay suficientes bases de datos, bibliotecas, librerías, cementerios, posters y mapaches radioactivos del futuro de donde sacar los conocimientos. Mucha gente exitosa no fue en facultad. En realidad, la gran mayoría no fue: Henry Ford, San Martín, Alec Baldwin, Apu, Frodo, Bill Gates (su certificado fue hecho con Windows), Gatsu, William Wallace, Evel Knievel, Rambo y John Cheese entre otros. Así que intenta sobrevivir, toma alguna clase que otra con alguna relevancia (finanzas, contabilidad, administración, derecho básico, caricaturas de profesores 101, etc) y que no te laven el cerebro.

 

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