No es novedad que siempre tuve cierta animosidad para con las personas que trabajan en agencias de publicidad, marketing y todas esas yerbas. No es algo contra los publicitarios en sí, sino más bien que lo que hacen me molesta. Ta, ya de pique arrancan mal… nadie quiere ver propagandas, y nada rompe más las pelotas que los cortes en tu programa favorito. O sea, la tienen difícil; en pocos segundos tienen que venderte un producto.
Mas bien, lo que me molesta, es que estas personas, al parecer saben tres o cuatro trucos, y los repiten ad nauseum como que si en una convención de publicitarios hayan dicho «Ta, hacemo esto y nos echamo’ a dormir». ¿Y cuáles son esas actitudes que si o si tienen que ser frenadas? Acompáñeme estimado lectora/a…
Cliché publicitario nº1: el estereotipo
Los productos publicitados apuntan siempre a una franja de la población; no se puede hacer un reclame que le caiga bien a todo el mundo. Entonces los publicistas van a tener que apuntar a la franja de la población específica. ¿Como lo hacen? Con el estereotipo…
El joven adulto
Características: Vestimenta poco formal; no parecen trabajar aunque tienen dinero para darse gustos varios; nunca están solos; no viven con sus padres; media de edad de 24 a 29 años.
Frases favoritas: «¿Nos tomamos una?»; «Esto está salaaaaado»; «Bien ahí»; «Grandeeee!»
Aparecen en: reclames de cerveza, de cigarrillos, de preservativos, de hoteles de alta rotatividad, bebidas gaseosas, otras bebidas alcohólicas.
Por qué está mal: Para empezar están siempre de joda, siempre, y nunca los ves quejarse porque tengan que laburar o estudiar a las siete el día siguiente. Siempre van a fiestas multitudinarias donde todos son iguales de chic en casas donde nunca se ve al dueño (o es un gordito bonachón: el joven adulto siempre tiene un amigo que presta la casa para los desbundes y es gordito bonachón) y nadie sabe quien va a limpiar.
La madre moderna
Características: No trabaja; es ama de casa; siempre tiene hijos de entre 6 y 9 años; está que se parte; el marido cuando aparece está siempre vestido de ejecutivo; media de edad de 28 a 35 años.
Frases favoritas: «A mi familia la cuido»; «Siempre quiero lo mejor para mi familia»; «Amo a mis hijos»; «Quiero adelgazar pero no tengo tiempo para dietas».
Aparece en: Reclames de jabón en polvo, de pasta de diente, de productos de limpieza, de alimentos para niños, de alimentos bajos en calorías.
Por qué está mal: Porque la mayoría de las personas en este país no son del Opus Dei, y no está mal visto que la mujer vaya a trabajar. Máxime con la escasez de dinero que hay en la vuelta. Hoy en día las mujeres no se sientan en sus casa planchando y lavando y mirando a sus hijos con cara de ternura y comiéndose un postrecito de esos cagados que no te llenan ni el hueco de las muelas. Probablemente esté trabajando, llegue a su casa cansada, le pida al marido que le haga unos fideos a los botijas y se va a ver Bailando por un sueño.
El niño precoz
Características: Tiene un vocabulario ejemplar; le ocurren situaciones insólitas; no tienen piojos; son hijos de una madre moderna; media de edad de 6 a 10 años.
Frases favoritas: «Muy rico y MUY divertido»; «Mami, cuando sea grande…»; «¿Me vas a dar otro…?»; «Te quiero mami!».
Aparece en: reclames de alimentos para niños, jabón en polvo, pasta de dientes, productos para los piojos.
Por qué está mal: Los niños a esa edad no tienden a hacer comentarios profundos y jocosos, son unas masas moqueantes cuyo único propósito en la vida es morder y golpear todo lo que se mueve, y cuando no hacen eso, están completamente pacificados por la televisión o algún videojuego. No les parece divertido que la madre lave ropa con tal o cual jabón: NO LES INTERESA. Y según lo que dice la oposición, la mayoría de los niños de esta edad están fumando pasta base o escapándose de alguna casa del INAU.
El uruguayo
Características: Siempre anda con un termo; no se viste demasiado ostentosamente; tiene un marcado acento; en su casa hay algún banderín de un cuadro deportivo; tiene cierta buzarda; usa alpargatas.
Frases favoritas: «¿Como va?»; «Bueno vecino!»; «¿Salen unos mates?»; «Dale, bo»; «¿Tamos?».
Aparece en: Reclames de yerba mate.
Por qué está mal: Ni todos los uruguayos toman mate, ni a todos les importa un cuerno lo de moda que esté una yerba. Si es barata y hace cagar, funciona. Aparte, no todos los uruguayos son humildes y buena onda; es más, algunos son bastante soretes.
Cliché poublicitario nº2: la conversación
Esto es bien típico de las publicidades de radio, meter una conversación que intenta parecer real pero que no podría ser más forzada si a los interlocutores los estuvieran apuntando con un revolver en la cabeza. Ojo, no creo que esto sea culpa de los actores, sino más bien los publicistas, que por culpa del cliché nº 1 buscan que en todas las conversaciones quede absolutamente claro quién está hablando. Y por eso, el libreto está plagado de lugares comunes referidos a una franja de la población. Vayamos a un ejemplo práctico:
Fa loco! que ganas de tomarme una birra!
Mal, bo. Está salaaaada la sed que tengo…
Que bien que vendría una cervecita PLEBEYA ahora ¿eh?
Si, demás bo!
¿Adivinaste a qué estereotipo pertenece?
Yo tengo una edad en la cual los reclames de cerveza me apuntan mucho, por ende supuestamente esa conversación sería una aproximación a lo que yo diría si estoy en situación de tomarme una cerveza. En realidad, bastante alejado de la realidad, ya que sería algo como…
¿Hacemos una?
Dale. ¿Tenés guita?
No mucha…
Yo menos. ¿Nos vamos?
Y si…
Es un hecho que ningún reclame se acerca a la realidad, ya sea por las constantes alusiones al nombre de la marca de lo que van a comprar, o que los libretos están plagados de dichas expresiones que supuestamente corresponden a la franja de la población. Eso, y que muchas veces los publicistas NO PERTENECEN A DICHA FRANJA, y se hacen como que sí. Y te encajan expresiones en donde sea que entren… generalmente mal.
Cliché publicitario nº3: el producto a ser vendido siempre tiene algo más
Y acá hablo de esos reclames que para vender su producto de mierda, tienen que apelar a que el producto ofrece algo más de lo que en realidad es, o que consumir dicho producto implica una experiencia inimitable.
Entonces van y te encajan que sacarse los piojos es divertido, o que una figurita cagada en un yoghurt va a cambiar tu mañana, o que un alfajor va a hacer que salgan personajes de dibujos animados para jugar con vos, o que fumarte un cigarrillo te va a convertir en alguien popular y esbelto (al revés de la realidad, en la que los fumadores son discriminados y generalmente huelen mal), o te encajan eufemismos de lo que realmente hace el producto para no tener que decir la posta.
Cliché publicitario nº 4: los famosos tienen la posta
Pongamos que en Uruguay, lo de famoso es relativo. No tenemos una farándula interesante, por más que Caras Uruguay quiera demostrar lo contrario. Somos un país chico, donde las «celebridades» compran mortadela en el almacén de la esquina como cualquier hijo de vecino.
No son un paradigma de éxito, y por eso, me importa bien poco si Gisela Moreira me recomienda un préstamo, o si Victor Hugo Morales me dice que soy una teta estudiando y tengo que aprender algún método de estudio de metodología secreta. Aunque quizá el mejor ejemplo es el Toto, vendiendo portones PPA. Eso es algo que nunca en mi vida voy a comprar, solo porque lo promociona el Toto.
Publicitarios, dejen de lado estos clichés horrendos, y quizá, solo QUIZÁ; la gente no los odie tanto.
O pongan más mujeres en bolas, eso siempre vende.
Atte.
(el) Mansa
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