Lunes de Ktarsis: Lluvias

 

 

Érase una vez un verano, en diciembre, con sol y calor, que aparentemente se fue de putas, se despertó con resaca en Porto Alegre y nos manda saludos mientras toma agua de coco…

 

«Me están echando la culpa de todo.

Son todas quejas y preguntas. Que dónde estoy, que cuándo arranco, que no sirvo, que les devuelva la plata que pedí prestada, que dejé el baño hecho un asco… me tienen re podrido, loco.

Ahora resulta que encima de que sólo tengo laburo tres meses al año, si las cosas no salen como ustedes quieren es todo mi culpa.

Sé que a estas alturas ustedes estaban esperando que yo hiciera acto de presencia para así experimentar calorcito, cerveza caliente en la rambla, minitas en musculosa y todas esas otras pelotudeces que hacen año tras año cuando la primavera se termina y yo me pongo a laburar.

Entiendo que para ustedes es super importante  tener buen clima, especialmente en las fiestas. Porque pasar la Noche Buena con lluvia implica tener que estar encerrado en el living con la tía divorciada culpando a los hombres por sus treinta y cinco kilos de sobre peso. ¡Y dios los libre de un 31 pasado por agua! ¿Quién carájo se aguanta a todos los pendejos de la familia que normalmente se rajan apenas hayan terminado los brindis para recibir al año nuevo?

Las celebraciones familiares con mal tiempo pueden ser algo tensas.

 

Ustedes deben creer que es facilísimo estar ahí, de diciembre a marzo, para que se puedan tomar vacaciones en enero, y en Carnaval… y en Semana de Turismo. A los señores no les alcanza con un período de vacaciones. No no, tienen que tomarse por lo menos tres, no vaya a ser que parezcan unos obsesionados con el trabajo y alguien piense mal.

Yo también quiero pasarla bien. Yo también quiero pasarme de daikiris, que me saquen fotos horribles y las suban en Facebook.

Por eso no aguanté más esta angustia, y me fui dos semanitas a Floripa. No es la gran cosa pero habiendo laburado tan poco este año no me daba el presupuesto para destinos más acorde a mi estatus. No me quejo, porque acá conocí a Larinhia y… creo que me enamoré.

"Me conquistó con su sonrisa inocente"

Es verdad que al principio no nos entendimos del todo, porque aparentemente ella estaba esperando que yo le diera plata por algún motivo que nunca me terminó de entrar en la cabeza. Pero en seguida comprendió que yo era un alma perdida en esta vida… que la gente me quiere por lo que hago y no por lo que soy. Que cual arquero de la selección, solo me quieren mientras mi desempeño sea perfecto.

Es demasiada presión. A ustedes nadie los sienta tanto en la batata. Manga de flojos. Pero Larinhia me ofreció su corazón sin pedirme nada a cambio, excepto que adopte a su hijo Lautaro, que ya tiene como veinte años, y aunque estuvo preso por algunas ofensas menores en realidad es un buen pibe.

Lautaro jugando al poliladron con un amiguito.

 

Por eso es que estas últimas dos semanas, el Otoño que es un amigo como pocos, vino a hacerme la suplencia. Porque a diferencia de ustedes, él es un tipo que se la juega por los demás. El frío que trae consigo, y las lluvias, es lo mejor que tiene para dar, así que manejensé, porque podría ser peor. Podría haberle pedido al Invierno que viniera y ahí si que los cagaba bien cagados. Los quiero ver, bancando un granizo en pleno diciembre. Giles.
Lamento no haber cumplido con sus expectativas. Pero bueno, cualquiera tiene sus debilidades y la verdad es que ahora estoy muy bien con mi nueva familia, preparándonos para festejar la navidad con un asadito al aire libre.

Siempre y cuando no llueva y se nos caguen los planes».

Llevando chorizo y morcilla a la mesa.

 

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