ERROR DE CONTINUIDAD
Parte 9: Two guys, a girl, and a hole in the ground
por Sokoban
"Disculpen, ¿Caí en un mal momento?"
La ex-lider de campamento y el autoproclamado futuro salvador de la humanidad estaban en la parte más profunda del bunker improvisado, al final de lo que quedaba de la escalera, 2 metros bajo tierra aproximadamente.
Ella usaba unos jeans Levis gris oscuro alrededor de uno de sus tobillos (calzado deportivo rojo con agujetas blancas aún en sus pies) y una camiseta de manga corta color púrpura con uno de esos diseños hippies realizados con hipoclorito de sodio en el frente, por lo menos eso pude deducir a pesar de que ésta estaba estirada detrás la cabeza de Mariana con sus brazos aún dentro de la prenda.
Él estaba vestido como un extra en alguna película de ciencia ficción de bajo presupuesto de los 70'. Un mameluco gris metalizado de spandex, con un círculo dorado en el medio del pecho y una capucha del mismo color (del tipo que usaría un astronauta o el duque Igthorn).
Siempre me pregunté como hacían los habitantes del futuro para ir al baño en caso de una emergencia, teniendo en cuenta lo engorroso que resulta entrar y salir de uno de esos trajes de cuerpo entero.
En ese instánte encontré la respuesta a mi interrogante. Debo admitir que me sentí un poco tonto al darme cuenta de lo sencillo y elegante de la solución. Es que en realidad, solo un completo retrasado mental o una de las participantes de "America's Next Top Model" no lo vería a simple vista.
Aparentemente se utiliza el mismo sistema que implementaron en "Viaje a las Estrellas la Nueva Generación".
En ese instánte tuve una sensación de Deja Vù. Me di cuenta de que esta debía ser la vez número 23 que interrumpía a 2 personas en el medio de una sesión de intercambio de fluídos usando pijamas espaciales, en mi vida. Aún recuerdo la primera vez que entré al cuarto de mis padres en medio de una de sus "prácticas para el futuro equipo de lucha libre de la estación espacial internacional" de los domingos a la tarde. Créanme, solo cometí ese error dos veces más.
Matalobos y el hombre espacial me miraron de la misma manera que mis padres lo hacían mientras se ponían presentables, decidí darles la espalda y estudiar mi situación actual con mayor detenimiento.
El lugar era oscuro y la única fuente de luz además del extremo naranja de mi cigarrillo, era la hendidura en la puerta de acero que oficiaba de techo. Escombros recubrían las demás superficies y eran retenidos en su lugar por una combinación de hierros retorcidos y mis más sinceras plegarias.
Afuera, ningún sonido más allá del de los cuerpos de Los Magníficos pudríendose al sol. Pronto tendríamos compañía.
Una mano sobre mi hombro, Mariana (intenté con todas mis fuerzas mirarla a los ojos y no imaginarla desnuda, fracasé miserablemente en el intento). Giré mi torso para enfrentarla e inmediátamente notó las manchas de sangre sobre mi.
"¿Estás bien?" Preguntó señalando a las constelaciones de hemoglobina dibujadas en mi pecho.
Logré sacar mi mente de ese pozo infecto de depravaciones, que todos aquellos con un cromosoma "Y" llamamos "Carpeta de Mis Imágenes Mentales Para Esas Frías y Solitarias Noches En Que El Cable No Pasa Películas Para Ver Con Una Mano Ocupada", y le contesté lo mejor que pude.
"Perfectamente, tan solo tuve un arranque de vampirismo y olvidé que no tenía mi babero conmigo. Mis modales son terribles, lo admit..."
Súbitamente mi cigarrillo quedó como única fuente de luz.... Había llegado.
Matalobos desapareció de mi lado siendo jalada hacia el fondo del túnel por Ferris. Levanté mi mirada hacia la oscuridad y tomé la pitada más larga y probablemente más satisfactoria de mi vida hasta ese momento.
"Y pensar que me quedaba una semana para retirarme..."
"¡ABAJO!"
"¿Qué?"
Una lengua de fuego amarillo en dirección a la abertura hizo su aparición a centímetros de mi rostro a mi derecha. En ese instánte mis reflejos entraron en acción y mi cuerpo automáticamente se movió hacia la izquierda. El olor a carne y pelo quemados activaron los neuro-receptores de mi cerebro que me indican en estos casos agacharme hacia mi "otra" izquierda.
Caí de la peor manera sobre un escalón inexistente. Es decir, fallé en mi primer intento de amortiguar mi caída con mi mano y en su lugar realizé media docena de otros aterrizajes forzosos con varias partes de mi cuerpo menos apropiadas, a medida que rodé por las escaleras.
Convertido en un muy adolorido pretzel humano fui a parar a los pies de un astronauta en pijamas operando un lanza llamas sin licencia o lentes de protección.
"Bonito juguete ¿Me lo prestás este fin de semana? Tengo un casamiento."
Ferris soltó el gatillo en la empuñadura y el arma dejó de escupir fuego. Fijó su vista en la chamuscada abertura que ahora parecía ofrecer luz exterior.
"Estamos seguros por ahora." Dijo Buller en el tono de voz que solo las personas que sostienen un lanza llamas humeante pueden lograr.
"¿Y por seguros querés decir: atrapados sin salida? Porque si es así, jamás me he sentido más seguro."
"Cierra la boca, condenado invertido. Agradéce que a esta criatura le gusta dejar con vida hasta el final a bellas princesas como tu."
"¡Soy Jeanie! Pedazo de rechazado para una película de Ed Wood."
"Lo que digas, linda."
"...dijo el hombre con la mancha en la parte posterior de su pijama al que encontramos escondido en una tatucera llamándo a su mami."
"¡No te atrevas a nombrar a mi madre!"
"¿Se podrían tranquilizar por un momento? Hay cosas más importantes que ..."
Otra vez se fueron las luces dentro de nuestro pequeño mundo, otra vez el hombre del futuro nos mostró la forma en que dios pretendió que se utilizara el fuego originalmente.
"¿Por cuánto tiempo pensás continuar con esto?"
En ese momento pensé escuchar con dificultad un sonido agudo por un breve intante para luego detenerse.
"Hasta que sea necesario."
"Buen plan. Ya veo porqué te vestís de forro, es para que la gente no tenga que averiguarlo con el tiempo, quedándo atrapada en un agujero contigo esperando una muerte segura."
Otra vez escuché el sonido, esta vez estaba seguro que sonaba de algún lugar en las cercanías.
"Disculpa, no escuché eso último. ¿Te importaría decirlo en 'heterosexual', para que las personas que no degustamos penes como forma de vida podamos entenderte?"
"¡Basta! Él tiene un punto."
"¡JA!"
"¡Silencio! El asunto es que no podemos seguir con esto de manera indefinida, eventualmente los tanques de combustible van a quedar vacíos. Tenemos que pensar en algo."
Algo se escucha por tercera vez, ahora más alto que antes, incluso Mariana mueve la cabeza buscando la fuente esta vez.
"De acuerdo, yo voto porque la novia de Aladino salga a enfrentarse a esa cosa solamente armada con su cartera y su sentido de la moda..."
La corriente de fuego repentinamente se redujo a nada. Todos miramos el extremo del arma como idiotas esperando que el poder de nuestra estupidez colectiva le devolviera la vida al artefacto. Desgraciadamente eso solo funciona con las ballestas.
"¿Alguien tiene una ballesta?"
Cuarta vez. Todos volteamos a mirar mis pantalones.
"¿Es un celular?"
"Nadie puede ser tan estúpido."
"Imposible, yo no uso celulares. No desde que mi mejor amigo murió en aquel extraño accidente hace 2 años y medio."
Una vez más. Ahora nadie puede negar lo que es, los primeros acordes del himno nacional de Méjico, la canción "Tequila"; incluso la criatura determinada a hacernos sombra debía ser capaz de escuchar claramente el agudo gorgojeo proveniente de mis delicados pantalones rosa de tela traslúcida.
Sorprendentemente encontré la existencia de un bolsillo delantero y extraí del mismo un pequeño objeto del tamaño de la palma de mi mano. Rectangular, con bordes redondeados, completamente negro, completamente carente de relieves o diseños. Simplemente un prisma negro mate un poco pesado para su tamaño.
Volvió a sonar, esta vez acompañando el sonido vino una vibración y un cambio de color que abarcó el período en que duró el sonido. Durante dicho intervalo de tiempo toda la pieza adquirió diferentes colores primarios a intervalos de tiempo regulares hasta finalmente retornar al negro.
"¡Dáme eso!"
En el instánte en que Buller fue a arrebatar el extraño monolito negro de mis manos la luz volvió a desaparecer en el lugar. Tanto Ferris, como Matalobos voltearon. Yo en cambio me concentré en el objeto en mis manos que en claras letras manuscritas de color rojo brillante me indicó que tenía una llamada entrante.
Séptima y última vez.
El sonido era insoportable. Jamás el himno nacional de Méjico fue interpretado con tanto sentimiento por una pieza de dominó de otra dimensión. El temblor del aparato casi me hizo soltarlo.
Mariana gritó. Un cono redondeado de espuma de afeitar se asomaba por la abertura ahora completamente obstruída.
El himno nacional chicano continuaba sonando fuerte y claro.
Un nuevo mensaje se materializó sobre la superficie: "Presione para aceptar la llamada".
Inmediatamente lanzé el aparato del demonio a la estalagtita de espuma frente a mi. Desapareció de la manera silenciosa en que las cosas tienden a desaparecer dentro de las criaturas asesinas hechas de crema de afeitar.
"Es para ti."
En un abrir y cerrar de ojos el cono duplicó su tamaño y luego simplemente comenzó a hacer erupción. Pequeñas porciones de sí mismo estallaban en cadena, una detrás de la otra. Como un niño con bombas brasileras insertadas quirúrgicamente debajo de su piel.
En pocos segundos el "tentáculo" grisáseo llacía en el piso de la escalera frente a nosotros sin vida.
"Justo como la última vez."
Parte 10: Tenemos que hablar... |