ERROR DE CONTINUIDAD
Parte 7: Hacía mucho que no veía el color de mi propia sangre
por Sokoban
No recuerdo cuanto tiempo transcurrió entre la revelación de la identidad del único sobreviviente de la masacre y la entrada de las camionetas negras al almacén. De lo que estoy bien seguro, es que no fue suficiente como para pensar en algo inteligente para decir en el momento.
"Lo que me faltaba.
'Los Magníficos' y sus dobles de acción vienen a darnos una mano."
Las bestialidades que irrumpieron en lo que quedaba del lugar a toda velocidad eran sin lugar a dudas un par de camionetas de 1983 serie-G de la General Motors. Las ruedas estilo turbina pintadas de negro con acentos en rojo de 15 pulgadas.
El esquema de pintura era inconfundible. Mitad inferior de negro semibrillante, mitad superior gris oscuro metálico con una línea de pintura roja en diagonal desde el alerón trasero hasta aproximadamente la parte inferior derecha de la ventanilla del conductor.
El lugar donde encontramos al mesías con los pantalones sucios con sus propias heces estaba a cerca de 50 metros de la puerta principal, en el medio del sitio. Estos tipos atravesaron esa distancia cubierta de escombros y cadáveres humanos en menos tiempo del que me tardo en decir:
"10 años atrás, una unidad comando elite fue enviada a prisión por una corte militar por un crimen que no cometieron. Estos hombres rápidamente escaparon de una prisión militar de máxima seguridad en los Ángeles. Hoy, aún buscados por el gobierno, sobreviven como mercenarios. Si tu tienes un problema, si nadie más puede ayudarte, y si puedes encontrarlos, tal vez puedas llamar....... a 'LOS MAGNÍFICOS'."
En realidad me cortaron cerca del "10 años atr...".
Los vehículos gemelos frenaron en seco a pocos metros de nosotros. Giraron 90 grados cada uno en una dirección diferente y descargaron a sus ocupantes.
6, no, 8 hombres usando vestimenta militar aunque sin ser militares aparecieron ante nosotros. Saben a que me refiero. Se veían más como un grupo de amigos que cuando no utilizaban sus ratos libres para planear como derrocar al gobierno, iban a tiendas de pertrechos militares a elegir su vestuario para el día siguiente de trabajo en la oficina de correos.
A pesar de que los sujetos se veían como aficionados, sus armas eran una historia completamente diferente.
Semiautomáticas, próxima generación. Del tipo que utiliza municiones estandard de la OTAN con un diseño aerodinámico y elegante, para impresionar a tus amigos en la próxima reunión del club de armas.
Todos usaban protección antibalas. Chaleco, casco, pata de conejo de la suerte. Lo usual.
Uno de ellos dió un paso al frente y por un momento me sentí realmente tentado de hacerle compañía a Buller dentro de su madriguera.
Si no hubiese estado tan estúpidamente paralizado por mi sentido de la conservación de integridad de mis órganos internos, habría sido capaz de darme cuenta que solamente yo parecía haberme percatado de la presencia de estos amigables caballeros en el lugar.
Como si fueran alucinaciones extremadamente bien armadas (en el sentido del poder de fuego). Matalobos continuaba su carrera como estatua viviente esperando que la fama y la fortuna llamaran a su puerta. Y la mente de Ferris aparentemente habría abandonado el edificio.
De alguna manera intuí que era mi tarea oficiar como anfitrión de esta reunión. Me reincorporé y fui al encuentro del hombre más seguro de sí mismo del grupo y poder de fuego suficiente como para sentirse así.
"Disculpen por ahora 'Joe Black el delicado' se encuentra haciendo unas reformas como podrán ver, pero si vienen la semana que viene les hacemos un descuento en cualquiera de nuestros productos debido a que se tomaron la molestia de venir en persona a buscar la mercadería."
Acto seguido, 2 balas decidieron embestir mi abdómen sin razón aparente. Ciertas personas no conocen la paciencia cuando se está en juego su suministro de artículos sexuales.
Mientras yo iba al encuentro del suelo un par de cosas pasaron por mi cabeza.
La horrible falta de alguien que atajara mi cuerpo al caer por ejemplo. Mejor dicho, la horrible falta de alguien siquiera tomándose la molestia de notar que había sido disparado a quemarropa.
Lo mucho que me haría bien un cigarrillo en ese momento.
El hecho de que iba a morir con un atuendo extremadamente parecido al que le pusimos a mi padre en su funeral, como forma de decirle adios de la manera que siempre quisimos al hijo de puta.
Traté de recordar la última vez que tuve sexo y fuí golpeado por el duro concreto en mi cabeza. Lo cual ejercitó mi memoria recordándome porque había bloqueado ese recuerdo específico de mi cabeza.
Pensé en muchas cosas, eso es cierto, pero lo que capturó mi atención de manera contundente tuvo que haber sido una de las pocas columnas que seguían en pie.
Esta columna parecía ser una de las que solía sostener el techo del lugar. Y no fue la columna lo que atrajo mi atención sino lo que estaba en el extremo superior de la columna, momentáneamente bloqueando el sol.
Solo pude ver su silueta al principio, pero eso no ayudaba en nada, ya que esta cambiaba constántemente. Como si la cosa al final del pilar de hormigón fuese líquida.
Contemplé la mancha de tinta bailar frente al sol por un momento. Era grande. Ocupaba toda la superficie del apoyo y se erguía un par de metros por encima de él. Me pregunté que tan grande se vería junto a una persona. Un segundo después mi duda fue aclarada cuando decidió por sí sola bajar de donde estaba.
No se deslizó por el pilar, o saltó de él, sencillamente comenzó a brotar del material como si este fuese un manantial de espuma de afeitar. Si, dije espuma de afeitar.
Eso es a lo único que puedo relacionar esta cosa. Blanco pero no brillante.
No se como describirlo exactamente pero se veía orgánico, como el marfil o el color del hueso. Se movía rápidamente por el espacio. Como si no estuviese moviéndose sino aumentando y disminuyendo las dimensiones de partes de su cuerpo de manera explosiva a voluntad. Su cordón umbilical con la cima de la columna permaneció así por unos segundos hasta que finalmente el malvadisco mutante había descendido por completo.
Lo verdaderamente aterrador era lo silencioso que era. Pude escuchar cosas sucediendo afuera en la calle por sobre el ruido generado por esta cosa.
Si en lugar de haber sido lo que era hubiese sido una mancha de pintura deslizandose por sobre la superficie de mi ojo estoy seguro que hubiese generado más sonido.
Nunca la notaron. Estaban demasiado ocupados como para verla, detrás de ellos sobre sus cabezas.
Estoy seguro que si no hubieran entrado a la velocidad que entraron pudieron haber notado que algo estaba fuera de lugar en la escena, más allá de los cuerpos y el edificio hecho pelota, o las 2 personas mirando dentro de un agujero en el suelo en el medio del predio.
Cuando bajó fue todo silencio.
Una vez en el piso con nosotros, no tanto.
Parte 8: ¿Cómo harán los Magníficos para salirse de ésta?
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