ERROR DE CONTINUIDAD
Parte 11: Axy Salva el Mundo
por Sokoban
21 de Octubre del año 1879. Jar-Sale en la península de Yamal, Rusia. El oscuro velo de la noche había caído sobre la pequeña comunidad costera (hacía 2 meses atrás) y sus habitantes se refugiaban en sus acogedoras cabañas.
Por acogedoras quiero decir: pequeñas, llenas de agujeros y alimañas; Sin mencionar atestadas de cuerpos humanos tratando de escapar del condenado viento helado que aullaba en el exterior como el aliento de un gran lobo estepario tratando de tirar abajo sus precarias viviendas con olor a vodka.
Todas las almas de ese poblado aferradas a su botella de destilado se dedicaban a maldecir a dios como forma de matar el tiempo. La mayor parte de las críticas eran resultado de su negligencia como arrendador de esta tierra. La calefacción no funcionaba desde la formación del continente, las mujeres eran tan atractivas como el cadáver de un caribú descompuesto (en todo sentido) y lo único que hacía posible el sexo heterosexual en la aldea -la vodka- tenía un impuesto del 19% a partir de ese día.
Por miserable que pareciese la existencia de aquellos dentro de las cabañas de madera, no tenía punto de comparación con la del par de infelices que se encontraban dando un paseo de medianoche por la helada tundra. Sus nombres eran Он убивает волков y Axy.
Axy era un joven de cerca de 15 años, un poco alto para su edad aproximada y poseedor de la mitad de la musculatura de una delicada doncella mal nutrida dentro de su mismo rango etáreo estimado.
Muchos de los detalles de su pasado eran un misterio incluso para él mismo; debido a haber sido abandonado a su suerte en éste mundo dentro de un saco de patatas en llamas lanzado a un lago congelado siendo todavía un bebé. Los rusos bautizan a sus niños de manera graciosa supongo.
Afortunadamente para él, el saco no tardó en ser llevado por la corriente hacia una sección de rápidos con decenas de rocas picudas donde quedó atascado y una manada de bestias-devora-huérfanos (traducción literal del ruso para la palabra 'lobos') lo encontró.
El saco fue bañado con orina para apagar sus llamas definitivamente (increíblemente continuaba ardiendo aún, cuando un ruso se dispone a prenderle fuego a un bebé lo hace en serio) y luego fue golpeado contra las rocas más afiladas repetidas veces solo para darle a la presa algo en que pensar en sus últimos momentos en este mundo.
Repentinamente la golpiza se detuvo y el saco cayó al piso. Los depredadores discutieron entre ellos mediante una cacofonía de gruñidos varios. El orden apropiado de los comensales y el reparto de las porciones más nutritivas y sabrosas (ojos, corazón, testículos y dedo anular derecho) debía decidirse.
El diplomático intercambio de argumentos lupinos escaló rápidamente el espectro de confrontación asertiva hasta llegar a niveles insostenibles. El tiempo para negociaciones se había acabado. La cuenta de éste almuerzo se pagaría con sangre.
El pequeño aún embolsado no podía hacer más que escuchar como sus verdugos peleaban entre sí por el derecho de primera sangre. Siendo tan solo un infante, hizo dos de las tres cosas por las que los infantes son conocidos. Usó sus pulmones para lanzar un alarido más propio de una vanshee que de un mortal, y demostró desconocer categóricamente la manera correcta de mantener sus desechos sólidos dentro de su diminuto esfínter.
Y luego, silencio.
El mundo abruptamente volvió a estar en calma excepto por un infante maloliente que aún no se daba por enterado. La luz del exterior atacó su sensible visión dejándolo ciego por un breve instante. El saco había sido abierto y él estaba siendo extraído de regreso a una existencia un poco menos claustrofóbica.
Lo primero que sus ojos registraron, una vez adaptados a la luminosidad del ambiente, fueron los cadáveres de 9 carnívoros verdaderamente impacientes a su alrededor. Lo segundo fue el rostro de una niña de no más de 5 años. Ofreciéndole la que debió haber sido la primer sonrisa que había visto en su acotada existencia. Sangre ajena impregnaba su cuerpo y su ropa.
La joven era conocida como Он убивает волков. Habitaba los bosques en la periferia del poblado como una bestia salvaje. Apartada del resto, sometida al ostracismo y despojada de aquello que las hembras más anhelan, maquillaje. Las razones de sus condiciones de vida evadían a los más jóvenes del pueblo así que simplemente asumían que la chica era judía. Solo los ancianos sabían con seguridad el por qué del exilio, y no hacían ningún esfuerzo por compartirlo. Tan solo se aseguraban de que todos entendieran la importancia de mantener el castigo. Sin importar lo retrasado, inhumano y sencillamente cruel que pareciera. Después de todo, en eso se basa Rusia.
“Hueles como yo me veo” dijo la pequeña Он убивает волков. A lo que Axy se limitó a contestar simplemente con una corta ráfaga salpicante de excremento sobre los pies de Он убивает волков. Desde ese momento en adelante esa sería la naturaleza de su relación en grandes rasgos.
Un ejemplo bastante claro yacía en la excursión nocturna en que se habían enfrascado esa noche de Octubre del 79.
Он убивает волков trataba de seguir a Axy en medio de la ventisca helada. Éste último parecía ser empujado por algo poderoso y enigmático. Como si de alguna manera pudiese transformar toda la estupidez de su absurdo propósito y convertirla en energía para mover sus escuálidas y congeladas extremidades.
Esta ridícula persecución había comenzado hacía casi 2 horas ya en el campamento actual del dúo de desplazados. Он убивает волков asaba un conejo blanco que ese mismo día había intentado asesinar a Axy. Mientras tanto Axy trataba de discernir si el lepórido había dañado su rostro de alguna manera.
Axy era mariconamente vanidoso. Lo que le faltaba en masa muscular, capacidades de supervivencia, coordinación mano-ojo, habilidades manuales o diplomacia; lo compensaba con una de las apariencias más llamativamente golpeables por parte de sus compañeros del mismo sexo (el sujeto era atractivo y eso no cae bien dentro de la sociedad rusa).
Он убивает волков sabía esto muy bien y era frecuente que se involucrara en enfrentamientos para salvar el trasero de su compañero. En realidad ella podría haber sido una chica atractiva sino fuese por las constantes peleas con los hombres del pueblo y la fauna autóctona.
Su rostro mostraba rasgos clásicos. Sus ojos parecían los de un animal, de alguna manera su mirada era inhumana. Grandes orbes color miel que infundían terror si se utilizaban del modo correcto.
Una mandíbula ligeramente angulosa con una pequeña hendidura en su barbilla. La nariz era pequeña y respingada con una marca de nacimiento en la punta con forma de la galaxia de Andrómeda vista de perfil.
Su boca era pequeña y sus labios podrían haber sido considerados atractivos de no haber estado tan maltratados por el clima local. Sus cejas eran aguileñas y tenían una forma de hacerla ver aún menos accesible. Una maraña de cabello rubio jamás acondicionado o peinado cubría su cabeza y ocultaba buena parte de su cara.
Algo interesante era su evidente origen extranjero. Su falta de barba la delataba, toda mujer rusa que se preciara en el siglo XIX contaba con una gruesa y abundante barba. Según cuentan los historiadores, los prusianos cazaban mujeres rusas para rasurarlas y confeccionar finos abrigos y felpudos de bienvenida.
Irónicamente Он убивает волков estaba comentándole esta saludable costumbre a Axy mientras la carne del sanguinario conejo se calentaba, en un intento de sacar al idiota egocéntrico de su trance autoinducido frente al trozo de espejo roto que sostenía.
Он убивает волков insistió con su esfuerzo de interacción social, señalando lo feliz que sería al poseer un felpudo que le costó la vida a una mujer rusa. A pesar de ni siquiera tener una puerta, o una casa, o el deseo de dar la bienvenida a extraños a su campamento.
Volvió a fracasar. Frustrada por la apatía de su compañero tomó algunas de las partes del conejo descartadas para el consumo con la intención de lanzárselas en la cara. Específicamente escogió los testículos amputados de la pequeña criatura. Los aventó con precisión y estos impactaron en la mejilla derecha de Axy, aterrizando luego sobre la superficie del espejo improvisado.
Nada. Ninguna reacción en absoluto. Algo estaba mal.
Axy le tenía terror a cualquier forma de genital miniatura cubierto de pelaje desde la vez en que una ardilla trató de fornicar con sus globos oculares 8 años atrás. Fueron 4 de las peores horas de su vida.
Он убивает волков abandonó al conejo asándose sobre la fogata y se acercó a su amigo. Estaba catatónico, perdido en su propia mente. Su mirada fija en un punto más allá del plano reflexivo en su mano. Más allá de este lugar y momento para ser más específico. Cómo una gorda frente a la fábrica de Willy Wonka.
Axy sabía cosas, cosas que nadie podía o debía saber. Sabía cuando catástrofes azotarían esa tierra. Lo cual no es fácil, ya que es Rusia, y la habilidad reside en diferenciar un evento verdaderamente malo de uno rusamente malo. Podía predecir estampidas de osos, epidemias de gonorrea, recitales de Björk (si, dije Björk), casos masivos de desprendimiento de pezones, etc. Su última gran profecía había sido el aumento del 19% al impuesto de la vodka.
Toda esta información les hubiese sido realmente útil a todas las personas del pueblo si es que alguna vez le hubiesen permitido acercarse a ellos en lugar de lanzarle botellas de licor vacías cada vez que lo tenían dentro de su alcance. Aún así el muchacho no se daba por vencido. Las visiones lo atormentaban y de alguna manera pensaba que era su responsabilidad ayudar a aquellos que podían resultar perjudicados.
Он убивает волков tenía una visión un tanto diferente. Demostrada en su más reciente decisión de acaparar todo el licor del área antes del aumento en los precios y haber obtenido una sustancial ganancia en su posterior reventa.
Esa noche se suponía que debía estar celebrando como si fuera 1899. En su lugar se encontraba siguiendo el rastro de su único amigo en el mundo en medio de la segunda peor tormenta que había ocurrido en la región. Se dice que la peor catástrofe climática jamás concebida fue aquella que causó Lucifer en persona cuando creo el infierno (Rusia).
Axy se comportaba como un autómata, de la misma manera que había abandonado el campamento. Simplemente se fue corriendo en dirección noroeste en línea recta y a toda velocidad. Он убивает волков lo había perdido de vista al salir del bosque entre la tormenta y ahora seguía sus huellas en la nieve.
Aún no comprendía como alguien como Axy podía haberse movido de la manera en que lo hizo, mucho menos en medio del condenado pandemonio en que se había convertido el clima repentinamente. Mucho menos siendo tan reverendamente amanerado (es un hecho, la homosexualidad aumenta la resistencia al aire). Algo estaba muy mal.
Sus brazos y piernas ya estaban cansados de tratar de moverse entre la espesa nieve. Aire congelado invadía sus pulmones y grandes trozos de la nevada impactaban contra su cuerpo, poniendo en perspectiva su decisión inicial de dejar su abrigo atrás de manera de atrapar rápidamente a su enajenado amigo.
Es un hecho manejado por varios sociólogos, que el grado de aprecio que sentimos por las personas puede ser determinado con claridad por la cantidad de dedos que estamos dispuestos a perder por ellas como resultado del congelamiento. Он убивает волков podía estar bastante segura de sus sentimientos hacia Axy ahora que en sus botas 7 piezas amputadas del extremo de sus pies se agitaban dentro con cada paso que daba.
La chica del bosque dio otro paso tras el rastro de Axy. Vio a su alrededor, o por lo menos lo intentó pero fue frustrada por la escasa visibilidad presentada por la tormenta. Se percató que se encontraba completamente sola en medio de un océano de nieve a millas de distancia de cualquier otro ser humano, planta, animal o ruso. Consideró lo lamentable que sería que su amigo muriese en medio de éste montón de nada. Cubierto de nieve, abonando el paisaje, olvidado por todos. Fue en medio de todo este tren de pensamiento que olvidó fijarse por donde iba y tropezó con una rana congelada.
Los animales tienen varias formas de lidiar con el clima ruso. Algunos hibernan en cuevas por meses enteros evitando los fríos más severos. Otros cambian su pelaje por una versión más espesa, de manera de conservar su calor corporal. La mayoría opta por la opción más racional y directamente escapa de esa tierra maldita por dios y no vuelve jamás.
Algunas ranas optaron por esta última opción obteniendo resultados poco favorables. Principalmente debido al pésimo sentido de la orientación de estos anfibios y lo ineficiente que resulta “dar saltos” como método migratorio.
Es por esto que la rana moteada de Rufus desarrolló hace miles de años la habilidad de permanecer largos períodos de tiempo en una suerte de sueño criogénico. Estos curiosos anfibios podían soportar temperaturas de varias decenas de grados bajo cero sin sufrir ninguna clase de perjuicio por tiempos de hasta más de 10 meses. Siendo su única limitante la necesidad de reabastecerse de alimentos para mantener sus funciones vitales activas, aunque a un ritmo extremadamente lento.
Desafortunadamente algo por lo que la rana moteada de Rufus también era conocida era por segregar un potente narcótico a través de su piel durante su estado de letargo. Ésta noble especie animal fue completamente erradica de la faz de la Tierra solo 3 años después de darse a conocer ésta habilidad.
La caza extensiva y la facilidad para capturar los especimenes llevaron a las “resbalosas soñadoras”* al borde de su extinción. Luego, la bota de una chica realmente cansada de correr tras un lunático en medio de la nada terminó el trabajo.
* (Apodo otorgado por el ya olvidado poeta ruso Dieter Polnovin, quien amó profundamente a estos animales y murió a causa de una sobredosis en un antro zoofílico de la época)
Он убивает волков aterrizó con su rostro sobre la helada tundra sintiendo ningún remordimiento por haber acabado con una raza de criaturas. Su mente ordenaba a su cuerpo levantarse de la que sería su tumba helada sino le hacía caso. Pero el dolor y el abatimiento habían hecho estragos en la cadena de mando neurológica. El cuerpo hizo lo mejor que pudo para interpretar la orden. Rodó sobre un costado y soltó un pequeño flato.
La chica del bosque tendida sobre su espalda observó el cielo. Sintió como lentamente era enterrada viva en la nieve. Su respiración era frenética. El sonido de jadeos afónicos retumbaba en su cabeza. Sudor frío cubría su cuerpo. Sus párpados pesaban y mantenerlos abiertos era una tarea que se volvía más pesada por segundo. Tal vez ya era hora de irse a dormir. Он убивает волков cerró los ojos y escuchó el fin del mundo.
Toda la Tierra parecía estremecerse y una gran explosión pudo escucharse a la distancia. En la dirección en la que Axy debería encontrarse para ser más preciso.
El semicadaver dentro de la tumba de copos de nieve se incorporó nuevamente. Observó a lo lejos un fulgor amarillo y naranja, acompañado por una densa columna de humo negro elevándose rápidamente. 10 minutos de distancia hasta la boca del infierno estimó. No perdió más tiempo y reanudó su persecución.
Adrenalina y estupidez, mi combinación favorita. Te permite vivir lo suficiente como para encontrar una forma de muerte aún más estúpida.
En 13 minutos Он убивает волков recorrió el tramo que la separaba del aquel lugar en el horizonte. En menos de 13 segundos su realidad se volcó de cabeza.
Un cráter humeante de más de 30 metros de diámetro se abría frente a ella como una monstruosa herida de bala en la planicie congelada. Sólo que en lugar de estar liberando sangre, órganos internos, pus y caramelos (solo en caso de ser mejicano); el terreno parecía estar teniendo una hemorragia de fuego y azufre. La torre monumental color negro dibujada por el rastro de la espesa y ponzoñosa humareda, hacía que la tormenta a su alrededor pareciese inofensiva, incluso acogedora.
Las llamas eran muy brillantes. Mirarlas fijamente por más de un par de segundos parecía lastimar sus ojos. Decidió no hacerlo.
El rastro de Axy había terminado hacía 5 metros atrás junto con la nieve. Он убивает волков comenzó a recorrer la periferia del área afectada. Buscaba huellas en dirección al exterior del área del desastre. Pisadas salientes del sitio hubiesen significado que al pobre lunático el Universo no lo odiaba lo suficiente como para impactarlo con un meteorito sin una causa honorable.
Su cabeza le dolía.
Cuando la maltratada joven retornó al punto desde donde había empezado, completando su vuelta alrededor de la segunda barbacoa al aire libre más grande en ese hemisferio sin encontrar nada más que tierra chamuscada, llegó a la conclusión de que el Universo es un sociópata con demasiado tiempo libre en sus manos.
Es entonces que sintió la sangre en su rostro.
Dos cálidas líneas de hemoglobina recorriendo su álgida piel, desde su nariz hasta la parte superior de su boca. Llevó una mano hacia esa parte de su cara y contuvo el flujo lo mejor que pudo. Vio algo en la periferia de su campo visual, hacía su derecha sobre la nieve, desde el mismo lugar de donde había llegado.
El malestar dentro de su cráneo se había incrementado sustancialmente.
Giró su cabeza y distinguió claramente una silueta dibujada en la nieve. Una sombra además de la suya proyectada en el piso. Una sombra tan extraña que solo una cosa podía ser su poseedora, el torso fantasma del viejo ermitaño Boris Hieuggens asesinado por castores 50 años atrás. Volteó su cabeza 180 grados, hacia la fogata generadora de migrañas.
Un frijol gigante flotaba en el aire de manera presuntuosa.
Era un objeto del tamaño de un oso con huesos grandes. Tenía un gran bulto en su parte superior y una concavidad diametralmente opuesta a ella.
Como una anciana con una gran joroba provocada por los repetidos golpes de su marido en el estómago.
Visto de frente era relativamente delgado. Su color era una combinación de negro con reflejos azules en las partes semibrillantes de su superficie.
Como el ataúd del marido de la antes mencionada anciana, muerto luego de haber comido una pastafrola condimentada con veneno para ratas.
Parecía estar hecho de obsidiana pero tenía más en común con una pasa que con una roca. Su superficie se veía arrugada en su mayor parte, pero se volvía completamente lisa en ciertos sitios.
Como la anciana luego de haber cobrado el seguro de vida de su difunto esposo y haberlo gastado sabiamente en cirugías plásticas.
En uno de sus extremos tenía tres grandes protuberancias. Largas y rectas, con puntas truncadas. Tres cuernos de piedra de largos diferentes. Uno pequeño y uno mediano salientes de la parte inferior hacia la derecha. Uno más grande en la parte superior apuntando directamente hacia el frente y arriba en un ángulo de 45 grados.
Como una anciana.
La legumbre sobredimensionada se encontraba suspendida 6 metros sobre el fondo del cráter. Desde el punto de vista de Он убивает волков esto era 1 metro sobre su cabeza y un par de metros frente a ella. Justo fuera del alcance de la pira gigante.
Trozos de su superficie parecían faltantes. Parecía averiada o incluso herida.
Он убивает волков no había notado que su nariz había comenzado a sangrar nuevamente. Probablemente porque estaba demasiado ocupada con el hecho de que su cabeza parecía estar a punto de estallar.
Parecía que su masa encefálica había engordado 5 kilos de golpe y su cráneo ya no era lo suficientemente grande para alojarla. La sensación de presión era tal que consideraba completamente factible que sus ojos fueran a ser eyectados de sus órbitas en cualquier momento. Se tambaleó levemente ante la brutal agonía.
Cayó al suelo de rodillas sobre la tierra quemada. A continuación sintió como su garganta se contraía, dificultando el pasaje de aire hacia sus pulmones. Al borde del colapso tornó sus ojos ahora inyectados de sangre hacia arriba y pudo ver de manera borrosa como el objeto misterioso silenciosamente se había acercado a su posición.
Es sorprendente la manera en que nos involucramos en situaciones increíblemente estúpidas por nuestros aún más estúpidos amigos. Aunque debo admitir que es aún más extraordinaria la manera en que ellos retribuyen el favor.
Fue aproximadamente en el momento en que Он убивает волков estaba a punto de considerar favorable el hecho de que Axy había sido impactado por un aerolito en medio de su morónica caminata nocturna, que la figura en llamas hizo su aparición.
De entre medio del mismísimo centro del infierno humeante detrás de la misteriosa semilla. Con la agilidad de 5 atletas olímpicos realmente poco capacitados para aprobar un control anti-doping el hombre de fuego saltó sobre la oscura figura.
Cubierto en llamas se aferró al lomo ingrávido objeto. En un parpadeo introdujo la totalidad de su brazo izquierdo dentro de una de las aberturas en la superficie. Aparentemente activó el interruptor de apagado desde dentro porque en un instante la gravedad se hizo presente enviando todo el conjunto de antorcha humana y legumbre del demonio al suelo.
No sin antes darle una última oportunidad a la entidad para despedirse con una ola final de dolor enviada directamente al cerebro de la chica con la hemorragia nasal y el problema respiratorio. Un grito agónico capaz de taladrar la mente de todos aquellos que carecieran del sentido común suficiente como para no poseer de un sistema nervioso central.
Он убивает волков desafortunadamente era una de esas personas. Puso la cabeza entre sus piernas y cubrió esta última con sus manos. Sintió el sabor de su propia bilis subiendo por la parte posterior de su garganta y contuvo su reflejo vomitivo.
En un momento todo pasó.
Comenzó a elevar su cabeza con dificultad. Un par de pies frente a ella. Pies conocidos. Recordaba perfectamente el día en que había golpeado a la esposa del fabricante de letrinas para obtener esas botas de cuero que veía en ese momento.
Axy.
Levantó su mirada para encontrar el rostro de aquella persona que en pocos momentos estaría golpeando por haberla arrastrado en esta absurda excursión pero fracasó miserablemente en ese aspecto. Axy había perdido su cabeza, literalmente.
Frente a ella el cuerpo desprolijamente decapitado y en buena medida aún ardiendo de su amigo se erguía victorioso. Dio un paso hacia ella y en menos de lo que puedes decir: “¡Saca tú calcinada tráquea de mi rostro!”; puso sus manos a cada lado de su cabeza y le quebró el cuello.
Esta es una trascripción del absurdo relato ofrecido por parte de Mariana Matalobos una vez que rompió con su novio/líder de culto apocalíptico.
¿Qué estás anotando?
Nada importante. ¿Querés deletrearme otra vez como mierda se supone que se escribe tu nombre original?
El que me anotaste acá esta mal. La mitad de esto creo que son números o simplemente garabatos realmente aburridos.
¿Podrías concentrarte por un momento en lo que realmente es importante aquí?
¿El hecho que según tu historia estás muerta?
Es complicado y no viene al caso. Pensé que querías saber acerca de nuestro grupo. No escribir mi biografía.
Lo que digas chica zombie.
Ahora termina de explicarme que tiene que ver tu amigo sin cabeza en Siberia con lo que pasó en África y con tu pequeña secta de gente mal vestida.
Por décima octava vez, ¡Esto no es una secta!
Ferris, ve a buscar el equipo.
Por favor.
¿Equipo?
Axy no es lo importante aquí. Lo que encontró si.
¿Te refieres a la legumbre que cayó del espacio exterior?
No cayó, aparentemente salió de la tierra.
Claro, eso tiene sentido.
¿Así que eso fue lo que ocurrió en Rwanda?
Un frijol malvado emergió de entre la tierra y mató a un par de centenares de personas y animales, todo esto sin que tuvieran la oportunidad de huir o llamar a un escuadrón de cocineros...
Si.
Solo que este era un poco más grande
Comprendo, solo una pequeña pregunta más.
¿De donde sacó Ferris ese lanza-cohetes?
Parte 12: Batteries Are Included |