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LA TRISTE, TRISTE HISTORIA DE UN CHICO QUE QUERÍA UNA .COM.UY
PARTE 3: Con una remera que decía 'Me Cago en Antel'

por Rod F

Julio 27, Oficinas de Antel en Ciudad Vieja – 11:30 AM

La fila era inmensa, mi idea no es ésta pero debía hacerse. La salvación de miles de empleados de Antel estaba en la respuesta que me daría un gnoqui.

‘Llená este formulario, sacá un número y esperá tranquilo que enseguida te atienden'.

La escena atrás de quien dijo estas palabras consistía en una manga de empleados públicos tomando mate y jugando al truco.

‘ Enseguida vuelvo, entonces' – le dije con mi mejor tono de Steven Seagal. Me di media vuelta y fui en dirección a mi Ford Fiesta que estaba estacionado a unos metros.

11:42 AM

Por fin pude estrenar la punta de hierro de mis zapatos Caterpillar para un uso distinto al de golpearle las canillas a “el talibán”. El vidrio del cual consistía la puerta de Antel hizo una cascada sobre la resistente cubierta de cuero de mis zapatos.

Tenía una mochila al hombro cargada con el armamento casero más improvisado en la historia, un palo de hierro de un metro de largo… y una remera que decía ‘Me Cago En Antel'.

Crucé el umbral de la ya fallecida puerta de vidrio y esperé a que la secuencia de brazos de fideo y giros en círculos por parte de la clientela cesara. No quería victimas innecesarias en mi cruzada por la victoria.

Una vez evacuada la zona proseguí a hacer mi solicitud.
'Un técnico para la gestión de DNS… AHORA!!!'

Rejas cayeron a mi espalda impidiéndome la salida por mi improvisada entrada. El eco de un sonido parecido sugería que las otras vías de evacuación habían sufrido la misma suerte.

Una alarma del tipo carro de bomberos se escucho. No tenía previsto esto. El edificio de Antel tenía mecanismo de defensa anti-clientes-insatisfechos. Predecible, seguramente lo tendrían las demás oficinas públicas también… Tome nota mental al respecto para cuando tuviese que renovar pasaporte.

La negra que trapeaba los pisos amplió aún más el diámetro de su boca al notar que la despojé su instrumento. Abaniqué el trapeador para darle un golpe al cubito con ruedas donde se remoja el mismo. Dos gnoquis que venían en mi dirección fueron victimas de mi estrategia y tuvieron un encuentro cercano con el piso.
Hordas de zánganos de amplias siluetas venían en defensa de sus compañeros caídos. Rodeado de ellos recurrí a mi antigua técnica de revolear cosas… La putrefacta agua del trapeador encegueció al radio más cercano de mis atacantes para darle paso a los que estaban atrás quienes se enfrentaron a mi hierro y el trapeador girando a grandes velocidades y usando mi propia masa como eje. Una vez abierto mi paso lancé como una jabalina al mal-oliente instrumento para clavárselo en el estómago a un gordo que esta predispuesto a usar el agua de su termo en mi contra. Evitando perder líquido de su arma, tapé el termo y con una patada logre que saliera disparado verticalmente hacía el techo que se ubicaba a varios metros. Para ese entonces el pasillo en el que me encontraba había sido infestado por un nuevo grupo de empleados públicos entrenados para matar.

Un gesto semejante al dislocamiento de mi hombro concluyó por dejarme con asa de mi mochila sobre mi mano derecha. Usando el hierro como defensa aventaba mochilazos en las cabezas de mis contrapartes obesas. Había empacado un extraño jarrón de bronce (mencioné que era casero mi armamento) que estaba en el living de mi casa por lo que cada golpe hacía que éste sonara como una campana que iría marcando mi acercamiento a mi objetivo.

Para cuando la agudez del jarrón parecía estar anunciándome un 1up al mejor estilo Mario, el termo que había pateado se disparaba hacia abajo por lo que levante mi arma de hierro de forma vertical. El termo se partió sobre la punta creando una fuente de agua hirviendo sobre mi cabeza la cual se esparció con tal fuerza que no llegó a tener contacto con mi persona. Los gnoquis no corrieron con la misma suerte.

Cuando lo único que se oía en el pasillo eran gemidos de dolor de mis enemigos agite mi brazo izquierdo para despojar a mi palo de hierro del agujereado termo. Caminé entre los caídos en dirección a una escalera. Quién sabe lo que me esperaría en este nuevo piso. Lentamente caminé por los angostos pasillos donde muchas puertas de lo que parecerían ser despachos privados figuraban abiertas. Algunos nombres en ellas los vi en plaquitas de metal en los pechos de varios de mis atacantes por lo que me daba la idea de que se vino todo el personal de edificio a atacarme. Pero me faltaba un ‘manda-más' con el cual enfrentarme y con quién llegaría a un arreglo… o en su defecto a su pronto desnucamiento. Esas hordas de zánganos no se mandan por si solas. Un jefe… como en todo jueguito de pelea callejera cuando llegás al final de la pantalla, que te cambian la música y todo para que sepas que es más salado y que te la puede poner.

Llanto… eso escuche… no parecían venir de algún empleado que acaba de notar la falta de algún órgano vital con los cuales me enfrente abajo… llanto de mujer… parecía venir del fondo del pasillo. Una puerta cerrada con el nombre de ‘Archivos'. Intente abrir y el llanto ahogado pareció deformarse a un pedido de auxilio. Estaba trabada con llave. Los dotes de mis Caterpillars se lucieron nuevamente. El cuarto estaba oscuro y prendí la luz para encontrarme con un grupo de personas atadas de manos y piernas arrinconadas. Los desaté, me revelaron que eran empleados de Antel… solo que de los que realmente trabajan. Mantenían prisioneros a sus mejores empleados para uso personal y que el resto de Uruguay sufriera con la incompetencia de los demás. Aproveche la situación para ver si sabían que hacer con mi problema. Me contestó una chica y me explicó que hacer:

‘Tu problema no es el nombre del dominio, sino donde están ubicados tus archivos. El servidor donde están tus cosas debe resolver el nombre .com.uy. Es decir… si tu servidor es pepe.sitio.com, cuando alguien escriba tu .com.uy, pepe.sitio.com debe saber de antemano que lo están llamando a él y a una sección específica de él donde están sus archivos.'

‘Pero me habían dicho que las .com.uy redireccionaban nada más, me daban el nombre bonito y ya estaba!!!'

Fuimos interrumpidos por un hombre que irrumpió en el cuarto. Flaco, de pelo engominado y traje.

‘Veo que ya conociste a Jennifer… es una de las mejores' – con esa frase introductoria no sabía si me encontraba en Antel o en La Casa de Naná. El hombre prosiguió. ‘Se quien eres, Rod. Nuestros registros tienen varias quejas por parte tuya… Sabemos de tu sitio, sabemos que quieres concursar… pero te estás metiendo con algo más grande que vos. Nuestro jefe no permitirá que cambies las cosas en Uruguay'

‘Lo que?' – Fue lo que pude contestar en el momento.

‘Jennifer tiene razón con lo que te dijo. Pero nosotros ya sabíamos eso, no te lo dijimos porque un sitio como el tuyo destruiría lo que conocemos en Uruguay como un portal de Internet… debemos mantenernos en un esquema… y no romperlo como lo hace tu sitio con su diseño 100% en Flash'.

Los sitios .com.uy genéricos consisten en una serie de noticias en el centro, links a un costado, el estado del clima en otro y botoncitos a otros sitios iguales. Hay un gran porcentaje de sitios .com.uy que son casi idénticos en su esquema a Montevideo.com.uy… se ve que quieren dominar el mercado con un régimen nazi en el Internet nacional.

‘Sabés mucho de mí' – le dije
'Soy el jefe de esta oficina, domino toda la zona de Ciudad Vieja, pero datos como los tuyos van directo a nuestro jefe en “ La Aguja ” para luego advertirnos a las diferentes oficinas más pequeñas'
'Es decir que soy como el Michael Moore de las telecomunicaciones?'
'Cómo?'
'Michael Moore, el dogor que hizo Bowling For Columbine, que todas las corporaciones lo odian porque les caía a romper las bolas como les estoy haciendo yo a ustedes. Solo que lo mío es un poco más drástico'
'Se podría decir que sí, sí'
'Hay una cosa que no sabes de mí'
'No lo creo'
'Creerlo chico, mientras tuvimos este patético y divagante diálogo yo aproveche a sacar un arma de mi mochila en mi espalda sin que vieras… Ahora sabés algo nuevo de mí: Que te voy a limpiar con lo mismo que vos usas para limpiar los bolsillos de nosotros'

Al concluir mi oración solté el auricular de un teléfono mientras agarraba el extremo de su cable con mi mano. El auricular cruzó por el costado del cuello del hombre de traje para luego rebotar en la pared a su espalda y terminar en mi otra mano formando una bufanda de cable telefónico en su cuello. Tire de ambos extremos para acercarlo y luego le di una patada en el estomago para tener tiempo de repetir el proceso del auricular y quedar con el tipo ahorcado por el cable. Volví a tirar pero esta vez me agache para que saliera volando por la ventana a mi espalda.

'Lo siento chico pero se te cayó la conexión' era una opción de lo que le podría haber gritado, pero como no era un edificio alto solo pude gritarle ‘PUTO!' antes que se desplomara sobre un Ford Escort que estaba mal estacionado.

Finalmente Jennifer me paso el dato de alguien que podía ayudarme con mi problema… Charlie. Se quién era, es más, he trabajado para él. Charlie maneja una de las sociedades de diseñadores de páginas web más prestigiosas de Uruguay, pero no está acostumbrada a trabajar con .com.uys… Pero no perdería nada con intentarlo.

Otro de los escarcelados desactivo las rejas en las puertas y me pude ir sabiendo que me estaba metiendo en algo mucho más salado que una simple .com.uy …

Mañana vería a Charlie.




Cuarta Parte: Los Ángeles de Charlie

 




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